Arquitectos españoles en Grecia I

Corresponsal del COAM

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– Obra en Málgara, Tesalónica, 2011. Proyecto y dirección de obra de Óscar Aarón Rodríguez Ruiz.

En el sur de Europa de la segunda década del siglo XXI, las consecuencias del desastre de los modelos económicos especulativos basados en el ladrillo, y el famoso fraude económico de la deuda han generado que nunca antes haya tantas viviendas nuevas vacías, y por lo tanto, tan poquito por construir y tantos arquitectos sin trabajo. El 45% de los arquitectos españoles no tenía trabajo en el 2011. La antiguamente honorable y respetada profesión de arquitecto sufre un enorme desprestigio social, y ahora hay que añadir un mayor deterioro laboral. Y esto se agrava teniendo en cuenta que los profesionales autónomos sin trabajo en países como España o Grecia no tienen derecho al subsidio de desempleo. Por eso, muchos afirmaban que «el arquitecto ha muerto» tal y como conocíamos la profesión. Los arquitectos que consiguen ejercer de manera tradicional con éxito son conscientes de su situación privilegiada. Mientras que la mayoría para escapar de la precariedad laboral adopta soluciones como pluriemplearse, agruparse, reinventarse la profesión, cambiarse de trabajo sacrificando la mayor parte de una vida dedicada a formarse profesionalmente, o emigrar a países remotos donde todavía reclamen a los arquitectos…

¿Y si el país elegido es Grecia?

En Grecia el proceso de degradación de la profesión de arquitecto es muy complejo y también está relacionado con la aplicación de políticas económicas basadas en la especulación inmobiliaria durante los últimos 40 años. Buena parte de los empresarios que tienen el dominio sobre la edificación son ingenieros civiles convertidos en grandes constructores. Mientras, la mayoría de los arquitectos han sido relegados a asumir el papel de decoradores de interior. Solo una minoría de arquitectos, que consolidaron sus empresas en la época del boom inmobiliario, todavía consiguen mantenerse a flote.

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«Re-reconstruyendo el Partenón»

– Detalle del entablamento de la fachada sur del Partenón en la Acrópolis de Atenas. 09 de mayo del 2011.

Actualmente, la situación es todavía más grave por la aplicación sistemática de las medidas impuestas por el pacto de los sucesivos gobiernos de Papandreu, Papadimos y Samarás con la Troika. Por ejemplo, en tan solo tres años los arquitectos de Grecia, y también los ingenieros, hemos visto como el seguro sanitario obligatorio ha aumentado un tercio. Exactamente lo contrario de lo que los profesionales del sector reclamaban insistentemente al Gobierno por la situación tan crítica. Y por si fuera poco, los profesionales autónomos estamos obligados por ley a pagar un impuesto del 24% de los ingresos. Y si no tienes ingresos, pagas ese mismo porcentaje de una cantidad fija que se calcula en función de los gastos. Es decir, cada vez hay menos trabajo y mucho menos ingresos, pero nuestras obligaciones tributarias no cesan de aumentar exponencialmente. Este enorme desequilibrio sin sentido ha terminado por rematar a la profesión para los arquitectos griegos menores de 40 años.

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– Obra parada de un edificio de oficinas y local comercial entre medianeras. Avenida de Vouliagmenis, Atenas. 10 de mayo del 2011.

Ante este panorama es fácil deducir que casi todos los arquitectos españoles que hemos decidido trasladarnos y permanecer en Grecia se debe a motivos personales. Aunque alguno ya haya tenido que regresar a España, somos unos pocos los que hasta ahora hemos logrado desempeñar nuestra labor con mayor o menor dignidad. Pero últimamente, además de soportar las presiones propias de la profesión trabajando en el extranjero, estamos obligados a emplear cada vez más tiempo y recursos a promocionarnos, rebuscar proyectos casi inexistentes, o buscar maneras de colaborar con otros profesionales para inventarnos el trabajo.

No obstante, propongo pasarnos al bando de los optimistas. Las arquitectas y arquitectos españoles en Grecia contamos per se con tres valores muy positivos. El primero es el cariño, la admiración y el respeto que la mayoría de los griegos demuestran por la cultura española. Además, la arquitectura española contemporánea tiene un enorme prestigio e influencia a nivel internacional. Por consiguiente, ser arquitecto español en Grecia es una plusvalía para nuestros colaboradores y posibles clientes. La segunda es nuestra rica formación adquirida en las exigentes universidades españolas y experiencia en España. Tanto es así, que tenemos la posibilidad de elegir entre Arquitecto o Ingeniero Civil en el momento de formalizar la documentación para el reconocimiento de nuestro título en Grecia. Y por último, ¡por fin desde enero contamos con el apoyo de un nuevo arquitecto Corresponsal en Grecia del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM)!

«Con el objetivo de construir una red de asistencia a arquitectos que se encuentran trabajando en el extranjero o estén en proceso de irse, el COAM quiere ser una plataforma que pueda centralizar este esfuerzo a través de una relación de corresponsalía con aquellos colegiados designados en cada país. La Junta de Gobierno ha elegido a un corresponsal por país y/o región, que coordinará sus tareas con la Comisión y con el Departamento Internacional del COAM.»

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– Mapamundi representando en magenta los países con corresponsal del COAM.

La tarea del Corresponsal puede dividirse en dos bloques básicos. El primero consiste en coordinar la asistencia hacia los arquitectos españoles que trabajan en Grecia y aquellos que estén en proceso de trasladarse. Y el segundo bloque consiste en facilitar contactos y colaboraciones, así como, gestionar la información relacionada con el ámbito de la construcción, la arquitectura y el urbanismo entre el COAM y las instituciones y organismos públicos o privados de Grecia.

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Por otra parte, todos los arquitectos españoles estamos de enhorabuena porque juntos hemos logrado paralizar el anteproyecto de Ley de Servicios y Colegios Profesionales (LSCP). Pero la lucha por recuperar la dignidad de los arquitectos españoles continua. Este mismo miércoles, 15 de marzo, a propósito del anuncio público del Gobierno español de la retirada de la LSCP nos llegaba el comunicado del Presidente del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) en el que expone, entre otras muchas cosas, lo siguiente: «Todos conocemos los momentos extremadamente difíciles y dramáticos por los que atraviesa nuestra profesión. Tal parece que el contexto económico en el que trabajamos hubiere dejado de empeorar, lo que es distinto de disfrutar de una clara mejoría. Pero no cabe duda de que debemos plantear también a las Administraciones Públicas y a las autoridades, las imprescindibles y urgentísimas medidas de mejora que la arquitectura necesita. Unas mejoras y unos retos que son claramente de escala estatal y europea. (…) Es el momento pues de seguir juntos, aunando esfuerzos y compartiendo aportaciones ante estos nuevos proyectos estatales y europeos orientados a la defensa radical de la Arquitectura y del ejercicio profesional de los arquitectos españoles.»

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– Manifestación de protesta desde Grecia contra el anteproyecto de la Ley de Servicios y Colegios Profesionales (LSCP) redactado por el Gobierno de Rajoy. 06 de junio del 2013. Foto de William Hernández y Óscar Aarón Rodríguez Ruiz.

Para concluir y teniendo en cuenta nuestra actual época tan confusa, conviene recordar que la labor del arquitecto se basa en dirigir el proceso de creación del espacio donde vive el ser humano. Esto le convierte en el profesional más indicado para resolver cualquier problema relacionado con la edificación, empleando los recursos disponibles y atendiendo a las prioridades de las personas.

¿EL ARQUITECTO HA MUERTO?

Un arquitecto canario en Grecia

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– Detalle de la pérgola de entrada al «Jardín en Málgara», Tesalónica, 2011. Proyecto y dirección de obra de Óscar Aarón Rodríguez Ruiz.

Últimamente se debate en muchos foros españoles que el arquitecto ha muerto definitivamente por la llamada «crisis del ladrillo» y la actual «crisis económica de la deuda». Por otra parte, es evidente que la profesión está más viva que nunca para los arquitectos estrella de fama internacional, que excluyo por ser la excepción.

En la Europa de las primeras décadas del siglo XX el arquitecto asumió el liderazgo social, incluso revolucionario y liberador, sobre las nuevas formas de habitar gracias a los avances de la revolución industrial. Paradójicamente uno de los principales ideales de los arquitectos más sobresalientes de aquella época consistía en lograr diseños y sistemas constructivos que garantizaran el derecho a una vivienda digna para todos los ciudadanos, así como, ciudades más saludables y humanas. Pero después de las guerras mundiales el sistema económico que se impuso transformó la edificación en un mercado y la labor del arquitecto se convirtió en accesoria, incluso molesta. Hasta el lenguaje cambió porque lo que algunos arquitectos seguimos llamando edificación, ahora la sociedad actual lo llama «mercado inmobiliario». El siglo terminó con el dominio absoluto de los empresarios y los bancos sobre la dirección, la gestión y administración de la edificación y el urbanismo. Incluso algunos arquitectos convertidos en promotores contribuyeron en la vorágine del pelotazo inmobiliario. Desde entonces la honorable y respetada profesión de arquitecto de antaño sufre un enorme desprestigio social.

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– Bar restaurante «Psarokokalo» en la playa de Gritsa, Litójoro, al norte de Grecia. Julio del 2009 y junio del 2010. Proyecto y dirección de obra de Óscar Aarón Rodríguez Ruiz.

Allá por los años 90, cuando estudiaba en el infierno de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura en España, la profesión de arquitecto ya tenía cáncer en avanzada fase terminal (con todos mis respetos a los enfermos de cáncer). Algunos de nuestros profesores nos advertían que nuestra generación vería la catástrofe del boom inmobiliario y que tendríamos mucha suerte si conseguíamos abrir nuestro propio estudio para vivir sólo de la arquitectura. En aquella época universitaria ya discutíamos el problema entre nosotros y sin ser plenamente conscientes de las consecuencias. Sin embargo, descubrimos que adquirir los conocimientos para ejercer la profesión de manera tradicional no era suficiente para poder subsistir en nuestra comunidad o en nuestro país. Entonces comprendimos desde nuestra inexperiencia que teníamos que agruparnos y reinventarnos la profesión, si queríamos vivir de nuestro trabajo como arquitectos autónomos en España, aunque todavía no supiéramos cómo hacerlo. También descubrimos que en la arquitectura hay muchos más niveles de categoría profesional de lo que pensábamos y muy distantes entre sí. Al mismo tiempo, identificamos la variopinta «tipología del arquitecto«; distintos tipos de arquitectos en función de las diferentes maneras de afrontar el ejercicio de la profesión.

Cuando por fin llegó la hora de salir de la universidad, me estrellé de bruces contra la realidad profesional. Efectivamente, hacía mucho tiempo que el arquitecto había dejado de ser el «director de orquesta» en el proceso de la edificación debido a las demandas de nuestra sociedad determinada por los imperativos del mercado inmobiliario. El arquitecto ya ni siquiera era un engranaje necesario en esta gran máquina de producir objetos de mercado. Y por si fuera poco, después de nuestra endémica crisis del ladrillo, llegó el fraude económico de la deuda donde el arquitecto ha sufrido también un gran deterioro laboral. En la actualidad, a parte de la élite de la arquitectura, hay muy pocos arquitectos de las nuevas generaciones que se pueden permitir el lujo de seguir ejerciendo la profesión de manera tradicional con éxito.

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– «Jardín en Málgara», Tesalónica. Agosto del 2011. Proyecto y dirección de obra de Óscar Aarón Rodríguez Ruiz.

En mi caso, para bien o para mal, no tuve la oportunidad de participar en aquel famoso boom inmobiliario. Ejerzo como arquitecto en Grecia desde finales del 2004 por circunstancias de la vida. Aquí la profesión de arquitecto murió hace muchos años para los menores de 40 años, y también desde el punto de vista social para todos los que todavía pueden mantener activo su estudio. Los ingenieros civiles son los profesionales que dominan el sector de la edificación y el arquitecto está relegado a asumir el papel de decorador o modelador de infografías en 3D. ¡No exagero! Por ejemplo; en este país existe la errónea creencia popular generalizada de que no es necesario contratar a un arquitecto para construir una vivienda. ¡Y eso que es obligatorio por ley la existencia del proyecto arquitectónico, obviamente firmado por un arquitecto! Esta paradoja solo se comprende conociendo una realidad cotidiana totalmente separada de la compleja y volátil legalidad griega.

¿Cómo sobrevivo ante semejante panorama? Desde que vivo y trabajo en la cuna del legendario Alejandro Magno me dedico básicamente a corregir problemas arquitectónicos; sobre todo, funcionales, de habitabilidad, de construcción y estéticos, en edificios ya construidos por otros profesionales no necesariamente arquitectos. Por eso, desde mi experiencia estoy convencido de que todavía hoy los arquitectos somos imprescindibles en la edificación. Y no solo para rehabilitar y reformar los edificios existentes deteriorados. De nosotros mismos; de nuestra indiscutible capacidad de trabajo, especialidad técnica y gran creatividad, depende que encontremos nuestro sitio y nuestra importancia en el mundo laboral. Por lo menos, para que las ciudades y los edificios sean más sostenibles y humanos. En este sentido, conviene recordar constantemente que el arquitecto por formación es tan especialista en las cuestiones técnicas de la construcción como en las humanistas. Cada vez me encuentro a más personas que se sorprenden al comprobar que los arquitectos también sabemos arte, historia, filosofía, sociología, psicología o antropología. Al fin y al cabo, la principal labor del arquitecto consiste en dirigir el proceso de creación del espacio donde vive el ser humano, que se dice pronto…

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– Reforma interior integral y rehabilitación de una vivienda unifamiliar adosada en Plagiari, Tesalónica. Diciembre del 2011. Proyecto y dirección de obra de Óscar Aarón Rodríguez Ruiz.

La profesión tradicional de arquitecto ha muerto para la mayoría de arquitectos que nos enfrentamos cotidianamente a innumerables dificultades. No basta con realizar trabajos burocráticos al servicio del Estado para poder subsistir. Ahora, además de ser profesionales impecables, nos vemos obligados a convertirnos en empresarios de nosotros mismos. Sin embrago, compruebo que la capacidad de trabajo y creatividad del arquitecto sigue viva, pero esta vez destinada a ofrecer y desarrollar proyectos de trabajo diferentes a los tradicionales, muy variados y multidisciplinarios. La profesión de arquitecto se ha diversificado y transformado radicalmente en los últimos 10 años en casi toda Europa. Además, el sector de la edificación también ha cambiado porque, entre otras cosas, cada vez se construye menos, aunque con mayores exigencias de eficiencia energética y de respeto al medio ambiente. Por consiguiente, nos corresponde a las nuevas generaciones reavivar la figura del arquitecto ante la sociedad, promoviendo una arquitectura y un urbanismo sostenibles, tal y como los arquitectos sabemos hacer y aunque tan solo sea por un plato de lentejas.

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